En un mundo en el que los datos personales han dejado de ser meramente información particular para convertirse en un negocio, y en el que cada vez es más complicado saber qué datos privados dejamos tras nuestros pasos –y quién o cómo los controlan–, se hace imprescindible una labor de concienciación como la que propone el Día Internacional de la Protección de Datos, que se celebró el pasado 28 de enero.
Día Internacional de la Protección de Datos conmemora desde 2007, y a instancias del Consejo de Europa, la firma de la Convención 108, hasta el momento el único tratado internacional sobre protección de datos. El objetivo de la jornada es concienciar sobre las mejores prácticas para proteger a los individuos y su información personal, así como advertir sobre los riesgos del uso ilegal o injusto de los datos personales.
“La protección de datos es cada vez más importante en nuestro entorno debido al rastro que dejamos a nuestro alrededor mediante el uso directo o indirecto de la tecnología”, recuerda Josep Albors, responsable de concienciación e investigación de ESET España. “Sin embargo, vemos con demasiada frecuencia cómo los usuarios se despreocupan de su propia información personal y aceptan sin miramientos que terceros utilicen, analicen e incluso se lucren con sus datos personales, algo que es necesario que cambie radicalmente”.